INGREDIENTES: Un conejo, Se preparan 4 ó 5 ajos, Perejil, Aceite Pimentón, Se tiene a mano una botella de vino blanco y de coñac Sal y unas guindillas.
PREPARACIÓN:
Se trocea el conejo y se le echa sal, a continuación, en una cazuela se echa un poco de aceite y se pica una cebolla en trocitos finitos y se vierte en la cazuela encima del aceite cubriendo proporcionalmente todo el fondo, acto seguido se coloca el conejo troceado encima de la cebolla, el hígado y los riñones sueltos, estos se suelen poner encima del todo; una vez colocado todo se deshace encima del conejo dos o tres guindillas en función de los gustos de cada uno.
Una vez preparado todo se pone al fuego pero muy lento, para que se vaya cociendo poco a poco, el fuego lento hace que la cebolla se deshaga y se convierta en agua se va dando vueltas cada poco tiempo para que el conejo se guise igualmente en todo su conjunto.
El agua soltada por la cebolla elevará el caldo en la cazuela esto es lo que servirá para que el conejo se haga y le ponga a su vez suave y blando. Se le da vueltas cada poco, observando que el agua se de la cebolla se va consumiendo paulatinamente.
Mientras se va lentamente guisando, en un mortero picas los ajos pelados se machacan fuertemente y se mezclan con un poco de perejil, se deja ahí machacado para más tarde.
Una vez que observamos que se ha consumido todo el agua que ha soltado la cebolla, retiramos hígado y los riñones en un plato, los llevamos al mortero y los echamos dentro para machacarlos junto con los ajos y el perejil hasta hacer una pasta con todo ello, una vez hecha la pasta le añadimos un chorrito de vino blanco.
Damos vuelta al conejo que hemos dejado en la cazuela, y con una cuchara de café le echamos pimentón esparcido por toda la cazuela (solo una cucharadita) y se la da vueltas, el pimentón lo que hace es darle un color especial como ya sabéis a la vez se espesará un poco lo que queda de caldo, acto seguido se vierte todo lo del mortero encima del conejo se vuelve a llenar el mortero de vino blanco para recoger todo lo que se pueda quedar adherido al mismo y se echa todo, además se le agrega una copita de coñac, y se pone todo al máximo de fuego, para que hierva unos minutos y se evapore el vino y el coñac, una vez que haya hervido cuatro o cinco minutos se prueba para ver si está bien de sal y se apaga, se deja reposar unos minutos y se supone que está listo para servir a la mesa.
OBSERVACIONES: si vemos que se queda demasiado blando, y no se ha terminado de consumir el agua de la cebolla, se sube un poco el fuego y se consumirá rápidamente el agua que nos está estorbando.